Impaciente esperaba que lo atendieran, acudió al llamado como siempre hizo. Ellos sabían que podían contar con el. Días atrás lo felicitaron por el buen trabajo que hizo con el senador, resultó un buen escarmiento. Mientras miraba complacido su nuevo prendedor, pensaba que trabajo le darían hoy. Al acercarse el Gran Consejero se dio cuenta que algo importante le iban a encomendar. Mientras realizaban los saludos normales de su rango, el consejero miraba atentamente su nuevo prendedor. Un pequeño rubor pinto la cara del asesino al ser descubierto en falta. El hombre delgado que tenía ante el tenía una mirada penetrante que parecía poder robar hasta el secreto mas intensamente guardado en lo profundo de la memoria. Traía consigo una carpeta, dentro de ella un informe con fotos. Luego de leer todo, mira un momento sin decir palabra al hombre que tomando un café esperaba pacientemente. Si esto es lo que el Gran Maestre quiere, que no tenga dudas que lo realizare inmediatamente y de la mejor forma. Dicho esto se retira luego de saludar al Gran Consejero. Al retirarse, la carpeta con el informe y sus fotos fueron rápidamente destruidos y quemados.
Al cuarto cigarrillo fumado pudo calmar los nervios producidos por el trabajo que debería hacer. Nunca tuvo sentimientos ni remordimientos en su tarea, pero esta vez le producía una desazón. Debería pensar mucho y cuidar cada detalle, hasta ahora sería el trabajo más difícil que tendría que realizar y eso lo dejaba intranquilo.
Gabriel
13/08/09
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