domingo, 29 de agosto de 2010

PILLO...34º CAPITULO

Mientras descansaban, compartían un sándwich los dos. Como Pillo se hizo fanático de las salidas de su nuevo amo. Este lo recompensaba cuanto podía. Recorrían mucho la zona, el siempre buscando vías de escapes y conociendo los caminos y calles. Pensaba mucho en lo que debía hacer y le futuro encuentro con el detective lo mantenía intranquilo. Era necesario para desligarse completamente del grupo. Todo empezó con el trabajo del senador. Pero rápidamente comenzó con el principio del fin de su carrera. Esto no le parecía mal, casi sería un alivio ya que estaba muy cansado de su tarea y desearía vivir una vida sin tener que mirar siempre sobre su hombro esperando oír un disparo que termine con su vida, así como él lo hizo con otros.
Ahora quedaba planificar muy bien sus próximos pasos. No sabía que hacer con el libro que tenía en sus manos, si lo entregaba al policía quedaría en evidencia algunos de sus trabajos. Debería cerrar más cabos sueltos antes de darlo.
Mientras saboreaba los últimos trozos de la vianda, su perro se arrojo al arroyo para refrescarse del calor del verano y la caminata. Su capacidad de esconderse y generar invisibilidad a su alrededor le permitía disfrutar una tarde como esta, a orillas de una cascada. Sentado en un puente sobre los durmientes de unas vías, muy cerca de la casa del senador Hernández. A lo lejos se escuchaba el pitido de un tren que volvía a la estación cargado de turistas.




Gabriel
31/01/10

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