Mientras tomaba un café en su casa, pensaba en su trabajo, repasaba una y otra vez lo que hizo, si había cometido errores, aunque los tuviera, ya no podría hacer nada al respecto. Solo esperar que pasen los días. En su tiempo de joven había estudiado mucho sobre psicología y escenas de delitos. Era mejor familiarizarse con las técnicas de rastreo que realizaba la policía en crímenes, eso le daría un margen más amplio, para no equivocarse. Pero también sabía que atendían tantos casos al mes la policía, que siempre se le escapaban los detalles en las investigaciones. Siempre esperaba mínimo tres meses entre una tarea y otra. Necesitaba descansar. Aunque no poseía remordimientos, pasaba mucho tiempo pensando en el hecho. Y poseía una memoria asombrosa, podía registrar cada cosa y movimiento que veía en la calle, desde la matrícula de los autos, las caras de las personas que lo miraban, buscando si estos lo reconocían de algún lado Esto le servía luego de años de entrenarse, para no tener que anotar nada, ni direcciones, ni los hábitos de la gente. Por eso necesitaba pasar tanto tiempo sin aceptar otro contrato. Debía limpiar su mente de todo recuerdo. De toda huella que pudiera delatarlo si era apresado. Eso estaba fuera de toda cuestión. Siempre estaba preparado, para escapar, cambiar de identidad y en el peor de los casos suicidarse. Siempre llevaba consigo una pistola Bersa pequeña sin silenciador para ese caso extremo. O por si alguien lo reconocía por algún otro trabajo. Mucho tiempo estuvo en el exterior, aprendiendo técnicas en armas, explosivos, tortura y muerte. A veces decía, lamentablemente todo eso esta a nuestro alcance, pero uno decide que camino tomar. Y es una profesión en donde no se puede fallar, el menor error y podría terminar preso o muerto por la misma gente que lo contrataba.
Luego de tomar su café procede a cortar con tranquilidad la ropa que uso esa noche, en pequeños trozos los cuales quemaba en un hogar que tenía y luego arrojaba las cenizas por el desagüe. Mayor fue su sorpresa al ver que faltaba su emblema de masón. Solo estaba la hebilla del prendedor. Se preguntaba en donde podría haber caído. Pensando esto terminó de limpiar todo y se sentó a ver las noticias en la televisión.
02/08/09
Gabriel
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