domingo, 29 de agosto de 2010

ASESINO...1º CAPITULO

Luego de pasar varias veces por el lugar, constató que la cuadra estaba desierta, todos dormían en el barrio. Comprobó que su pistola estuviera cargada y lista, hacía años que usaba el mismo modelo, calibre 22 con silenciador, siempre se reía cuando veía las películas de asesinos a sueldo, cuando sacaban una enorme pistola y vaciaban el cargador aturdiendo a todo el mundo. Ser asesino es una profesión, un arte, un silencio, contaba a los que aprendían con el. Las armas son una consecuencia, pero uno debe estar preparado para matar con el cuerpo y en silencio. Años de entrenamiento para convertirse el mismo en un arma letal. Decenas de técnicas aprendidas, practicadas, usadas con efectividad en las tareas. Con el tiempo todo era natural, cada paso que daba estaba medido, pensado en todas las causas posibles derivadas de un error, de un testigo. Cuando le pedían que lo hiciera pasar por un suicidio, decía simplemente, morirá. Dejando de lado todo pedido, si lo quieren muerto, muerto será. No importa como, eso lo decido yo. A veces la gente se olvida a quien contrataban, pero solo una mirada bastaba para que cada uno cumpliera su papel, los contratos se pagaban por adelantado. A veces, le ofrecían casos en donde no cobraba. Casos especiales, donde sentía placer por el trabajo, plena satisfacción.
Este era un caso así.
La obscuridad de la arboleda en la esquina, le ofrecía un reparo a miradas curiosas. El silencio era total, a esa hora de la madrugada era cuando uno duerme más profundamente, mucho días y noches observó la casa, para familiarizarse de todos los detalles. A pocos pasos de la entrada saco un trozo de carne y lo arrojo dentro del patio, espero un momento y vio que el perro estaba olfateando la carne. Apunto bien a la cabeza y disparo dos veces, como había aprendido. Con tranquilidad tomo las capsulas del suelo y las guardo en una bolsa. Salto sin problemas el portón. Inmóvil observa la calle y las casas, por si alguien escucho el salto. Mueve al perro muerto detrás de un árbol para que nadie pueda verlo. Lentamente sin movimientos bruscos se acerca a la puerta de la casa. Sonríe viendo la cerradura de paleta, son las mas fáciles de abrir. Luego de no mas de un minuto, guarda sus instrumentos con los que destrabo lo cerradura. Se coloca la valaclava en la cabeza que solo deja ver los ojos. Pone dos balas más en el cargador. Comienza a relajarse para realizar bien el trabajo, sin errores. Recorre la sala. Mira las fotos familiares, banderines de equipos de fútbol. Infinidad de cosas por todos lados. Al llegar a las habitaciones, respira profundamente y recuerda, dos balas para cada uno, no puede fallar, no debe fallar. Le lleva cinco minutos terminar el trabajo y dos cargadores completos. Recupera las dieciséis capsulas expulsadas. Se sienta tranquilamente, revisa la computadora buscando los datos que debía llevarse y los graba en un pendrive, enciende la hornalla de la cocina y deja abierta la puerta del horno para que el gas haga su trabajo. Mirando que todo quede en orden, cierra la puerta volviendo a trabar la cerradura.
Llegando a la esquina, mira casa por casa, no debían quedar testigos. Ningún movimiento en el barrio. Con una sonrisa se va caminando mientras enciende un cigarrillo. A pocas cuadras de distancia se escucha una explosión, tira el cigarrillo con una mueca. Estas cosas matan.



02/08/09

Gabriel

DETECTIVE...2º CAPITULO

El hombre de unos cuarenta años, miraba atentamente la escena, una casa quemada por una explosión. No había testigos del hecho, pero si se pudo oír el estruendo a varios cientos de metros. No hay rastros, huellas ni capsulas de balas. El que lo hizo, lo planifico bien. Este caso era un desafío para el. Luego de veinticinco años en la fuerza era el mas famoso en el ambiente. No se escapaba nada a su intuición ni a la capacidad de encontrar detalles que para los más avezados investigadores pasaban por alto. La única evidencia que pudo obtener era el perro. Muerto por dos balas en la cabeza. De raza indefinida, casi callejero. Contaba con la esperanza de poder recuperar las balas en buen estado para compararlas con las de otros casos a ver si encontraba indicios de algún vínculo.
Los cadáveres carbonizados no dejaban dudas, que no podría sacar ningún tipo de información forense.
Cavilando esto se encontraba cuando un policía se acerca para decirle que ya levantaron todos los datos de la escena. Solo debía esperar los resultados de la autopsia del can. Aún se podía ver la planimetría empleada por los peritos forenses cuando algo brillante en un rincón del portón de entrada le llamó la atención.
Era un botón, con un emblema, algo que había visto y no podía recordar que significaba. Lo guardo con mucho cuidado en una bolsa y la etiqueto. Mientras manejaba hasta la morgue para esperar el resultado de las autopsias recuerda, que significa el emblema, era un compás y una escuadra, el símbolo masón.


02/08/09

Gabriel

UN TRABAJO...3º CAPITULO

Mientras tomaba un café en su casa, pensaba en su trabajo, repasaba una y otra vez lo que hizo, si había cometido errores, aunque los tuviera, ya no podría hacer nada al respecto. Solo esperar que pasen los días. En su tiempo de joven había estudiado mucho sobre psicología y escenas de delitos. Era mejor familiarizarse con las técnicas de rastreo que realizaba la policía en crímenes, eso le daría un margen más amplio, para no equivocarse. Pero también sabía que atendían tantos casos al mes la policía, que siempre se le escapaban los detalles en las investigaciones. Siempre esperaba mínimo tres meses entre una tarea y otra. Necesitaba descansar. Aunque no poseía remordimientos, pasaba mucho tiempo pensando en el hecho. Y poseía una memoria asombrosa, podía registrar cada cosa y movimiento que veía en la calle, desde la matrícula de los autos, las caras de las personas que lo miraban, buscando si estos lo reconocían de algún lado Esto le servía luego de años de entrenarse, para no tener que anotar nada, ni direcciones, ni los hábitos de la gente. Por eso necesitaba pasar tanto tiempo sin aceptar otro contrato. Debía limpiar su mente de todo recuerdo. De toda huella que pudiera delatarlo si era apresado. Eso estaba fuera de toda cuestión. Siempre estaba preparado, para escapar, cambiar de identidad y en el peor de los casos suicidarse. Siempre llevaba consigo una pistola Bersa pequeña sin silenciador para ese caso extremo. O por si alguien lo reconocía por algún otro trabajo. Mucho tiempo estuvo en el exterior, aprendiendo técnicas en armas, explosivos, tortura y muerte. A veces decía, lamentablemente todo eso esta a nuestro alcance, pero uno decide que camino tomar. Y es una profesión en donde no se puede fallar, el menor error y podría terminar preso o muerto por la misma gente que lo contrataba.
Luego de tomar su café procede a cortar con tranquilidad la ropa que uso esa noche, en pequeños trozos los cuales quemaba en un hogar que tenía y luego arrojaba las cenizas por el desagüe. Mayor fue su sorpresa al ver que faltaba su emblema de masón. Solo estaba la hebilla del prendedor. Se preguntaba en donde podría haber caído. Pensando esto terminó de limpiar todo y se sentó a ver las noticias en la televisión.


02/08/09

Gabriel

MORGUE...4º CAPITULO

Masticaba con nerviosismo un caramelo, hace poco había dejado de fumar y la ansiedad la calmaba con dulces. Mientras hablaba con el patólogo forense, comía un caramelo tras otro. Ante la mirada impaciente del médico, decide dejar las golosinas por un rato y ver los resultados.
Calibre 22, apenas se pueden distinguir las balas. Por eso era el calibre más usado entre los sicarios ya que era efectivo a corto alcance y se deformaba tanto la bala al golpear carne y huesos que no quedaba ninguna línea para poder rastrear el arma usada. El forense encontró con mucho trabajo los orificios de entrada, ya que los cuerpos estaban carbonizados incluidas las piezas dentales, todo un trabajo para los patólogos. Los disparos certeros al corazón, no dejaban dudas de la causa de la muerte, pero creían que el incendio era para terminar con algún moribundo y borrar toda huella dejada.
Las balas deformadas, irreconocibles, estaban en una bolsa plástica etiquetadas como prueba. Al verlas se dio cuenta que era imposible identificar de que pistola había sido disparada. El asesino hacía muy bien su trabajo, pero el investigador también era un profesional en lo suyo. Era una lucha por igual. Mientras sale de la morgue lee una lista de tres posibles joyerías en donde se pudiera fabricar a pedido el prendedor que había encontrado.


03/08/09

Gabriel

MATAR...5º CAPITULO

Primero debes disparar al corazón, luego si quieres disparas a la cabeza, pero recuerda que el calibre es pequeño y los huesos de la cabeza muy gruesos, es preferible dos disparos certeros al pecho. Esta era la indicación que le daba su instructor. Mientras practicaba en un blanco, se imaginaba como sería matar, su primer trabajo. Como francotirador del ejército, había matado a mucha gente, pero a larga distancia. Ahora la sangre la vería de cerca y las expresiones de las caras al sentir la muerte.
Aprendió a fabricar sus propias armas con lo que tenía a su alcance. Explosivos, silenciadores caseros, cuchillos, trampas y hasta ahorcamiento con una cuerda de piano, podía partir con ella una sandía en dos segundos, tal era la practica que había logrado en esto.
Pero tal preparación necesitaba ponerla en práctica y esto sería puesto a prueba esa misma noche. La ansiedad que tenía no era por algún sentimiento de culpa por lo que debería hacer, tenía temor de fallar, sería observado hasta el más mínimo detalle, un error y sería el primero y el último que cometería.
Comenzó días antes con el trabajo de inteligencia. Comprobó horarios, que siempre fueran los mismos, hábitos de salidas al trabajo, compras, paseos. Amistades que visitaban la casa. Horarios nocturnos, comidas. Escuchas telefónicas, intentando descifrar si estaban al tanto del seguimiento. Monitorear el trabajo de la policía en esa zona. Todo era muy importante y no podía guardar la información, todo tendría que quedar en su memoria. Una de las pruebas más difíciles fue soportar la tortura, para revelar información. Le enseñaron a olvidar cada detalle luego de una tarea. Era un proceso largo, pero seguro. Tal así, que podía hasta olvidar su propia identidad y comenzar una nueva si quisiera. Era el mejor estudiante, lo mejor de la elite de asesinos. Pero faltaba algo, su primer trabajo.
Luego de revisar una y otra vez sus armas, decide que ya era tiempo, no podía esperar más, casi amanecía. Se siente observado, pero sabe quien es, su instructor, preparado, listo para completar el trabajo si el no podía y para terminar con el también.
Con este peso en sus espaldas, solo piensa en una cosa, una frase que con el tiempo sería como una oración para el. No puedo fallar, no debo fallar.
Una sonrisa se puede ver en su rostro cuando ingresa a la casa.
Al regresar a su auto, saca de su bolsillo la bolsa con cuatro capsulas de balas calibre 22 y la coloca en el asiento del acompañante. Mientras miraba fascinado las capsulas, puede ver que sobre el respaldo del asiento había un prendedor. Con solemnidad lo toma y se lo coloca en la solapa de su traje. Su regalo de iniciación, un compás y una escuadra, el símbolo masón.



05/08/09

Gabriel

MIEDO...6º CAPITULO

La muerte del senador y toda su familia fue un shock a medias entre la gente del barrio. Parecía que era algo esperado, las sospechas de corrupción y trafico de estupefacientes era el rumor más fuerte. Varios soplones intentaron conseguir información entre los vecinos, pero solo encontraron silencio. Las miradas evasivas demostraban miedo.
Esto era muy normal, dada las características del caso, ocho muertos, con marcada tendencia mafiosa. Era evidente que no sería fácil realizar su trabajo. Pensando en el dentista, deja su paquete de golosinas en el auto y comienza a recorrer los alrededores de la casa. Una loma cercana podría haber sido un buen lugar de observación para el asesino. Mientras subía por el pequeño sendero se dio cuenta que era seguido atentamente por varias miradas. Sin prestarle atención a la curiosidad de los vecinos, procede a revisar atentamente el suelo. Varias huellas imperceptibles, como si alguien las hubiera borrado a propósito. Colillas de cigarrillos de distintas marcas. Pero nada relevante para la investigación. Cada vez se sentía más frustrado, la causa no tenía muchas probabilidades de seguir por buen camino. La pista del prendedor termino como empezó. Ninguna joyería se atrevió a decir que había realizado ese trabajo, esto era lógico conociendo la reputación de los masones.
Los peritos informáticos aún intentaban rescatar información sobre el disco rígido carbonizado de la computadora que arrojaría un poco de luz en el caso, alguna pista.
Pero lo que si estaba claro, era el temor reflejado en todo aquel que era visitado para requerir información sobre el senador. Nadie se atrevía a hablar. Todos pensaban en el asesino.


Gabriel
05/08/09

SANGRE FRIA...7º CAPITULO

Habían pasado muchos años desde su iniciación, muchos trabajos y tareas realizó, en todos predominaba su eficiencia. No tenía reparos en llevar a cabo su plan y si alguien se interponía, solamente desaparecía. Lo bueno de vivir cerca del bosque era la cantidad de lugares que tenía en donde esconder cuerpos, nunca jamás serían encontrados. De eso estaba seguro, cientos de veces había hecho pozos que servirían de tumba para los blancos abatidos que debían desaparecer. A veces salía a caminar, observando nuevos lugares, siempre listo.
Recordaba una vez a una mujer que le costo matarla. Dos balas al corazón y seguía moviéndose. Otra bala en la cabeza y seguía igual, ya le causaba gracia la resistencia a morir que tenía, así que tuvo que ensuciarse un poco las manos, sacó su cuchillo afilado como un bisturí y procedió suavemente a degollarla. Mientras la enterraba la miraba con admiración, otros se habían entregado rápidamente, pidiendo clemencia, ofreciendo dinero, gritando y chillando como animales. Pero esta mujer no grito ni pidió por su vida. Solo aguantó los disparos y resistió a lo inevitable. Aún recordaba las palabras que le dijo la mujer cuando iban caminando hacia el bosque, quería contratar sus servicios luego de muerta, tenía dinero escondido y le diría en donde estaba si el aceptaba tomar el trabajo y matar al hombre que lo contrato para matarla a ella.
Dando las ultimas paladas sobre la fosa y tapando el lugar con ramas secas y hojas de los árboles cercanos, pensaba esto que le había dicho la mujer. Un trabajo es un trabajo.
El hombre al entrar en su casa busca la llave para encender la luz, como esta no enciende se acerca al escritorio para buscar la lámpara. Al prenderla una silueta se recorta en la penumbra apoyado en la ventana, mirando hacia fuera, las luces de la calle. Un temblor se asoma a sus labios, intenta hablar pero su garganta esta tan seca que no salen los sonidos.
No se preocupe, el trabajo esta hecho dice la figura acercándose a el. Mientras se prepara un trago el hombre se pregunta que hace el asesino ahí, se le pagó por anticipado, le daba mucho miedo encontrarlo ahí mismo y no se imagina como averiguó en donde vivía.
Una mujer fuerte su esposa escucha decir a sus espaldas, al darse vuelta el sudor comenzó a correr por su cuello en una catarata. Una mujer por demás interesante, nunca conocí una mujer con tanta sangre fría, es más, me ofreció un trabajo antes de morir. Cuando intentó darse vuelta y salir corriendo de la habitación el asesino lo tomó por detrás y con una soga procedió a ahorcarlo hasta que se desvaneció. Mientras arregla la escena como un suicidio, sigue pensando en la mujer y en el dinero escondido que estaba en una caja de zapatos, diez mil. Observaba atentamente al viudo balancearse mientras pateaba intentando zafar del nudo, confirmando que no había ningún descuido en su tarea, procede a retirarse cerrando por fuera la cerradura. Ese fue otro día productivo en el trabajo.
Gabriel
06/08/09

STINGER...8º CAPITULO

Las balas usadas eran de marca Stinger 22 Lr de punta hueca. Las que pudieron recuperar del perro eran las mejores, no estaban tan destrozadas. Lo que sería difícil sería averiguar en donde fueron compradas. Había decenas de armerías y también se podía comprar por Internet, esto último sería lo más probable.
El informe del perito en criminalística y balística era contundente. El trabajo era profesional. Murieron todos por los disparos, el incendio solo destruyó pruebas. Pero había una diferencia de treinta segundos aproximadamente entre cada asesinato. Veloz, seguro y sin errores. El detective no dejaba de pensar. Algún detalle debe encontrar, algo tiene que habérsele escapado al asesino. Piensa un par de minutos hasta que sonríe mirando el emblema masón.
Decide llamar a un periodista que le debía unos favores. En la página de policiales saldría una buena nota sobre el caso, se imaginaba que el asesino estaría pendiente de las noticias, por si la policía daba alguna pista. Esta sería una trampa, solo para ver su reacción, si muerde el anzuelo debería acercarse al detective. O intentar matarlo, lo segundo sería lo más lógico.
La espera sería paciente pero con mucha tensión.


07/08/09

Gabriel

PACIENCIA...9º CAPITULO

Mientras miraba las noticias cada vez crispaba más las manos en los brazos del sillón. Los nudillos de los dedos blancos por la presión. Lo que vio y escucho en la televisión no fue de su agrado. El asesino cometió muchos errores en su accionar y hasta dejó en la escena del crimen un prendedor, esto demuestra quien cometió los asesinatos no es un profesional, quizá un aprendiz de delincuente, así le contaba el investigador con una sonrisa de suficiencia al periodista que lo entrevistaba. Comenzó a tranquilizarse ya que la emoción es la peor enemiga para su profesión, pensaba que debía hacer y como sería el escarmiento que le daría al investigador.
Dos días tenía esperando que el detective llegara a su casa, cuando ve llegar y estacionar un auto en la entrada de la casa, comienza a ajustar la mira telescópica de su rifle Rémington M40A3 con cartuchos 7,62 que podía atravesar tranquilamente un auto con puertas blindadas. Con un camuflaje que lo volvía casi invisible, se encontraba a trescientos metros , pero para el era una distancia perfecta para lo que tenía en mente. Un hombre corpulento de pelo negro corto bajando del auto una bolsa con las compras del mercado. Miraba hacia todos lados con cautela. Luego de constatar que no veía ningún peligro, busca en sus bolsillos la llave para ingresar a su casa.
Buscando el mejor punto de disparo, comienza a recorrer con la mira la cabeza y el cuello de investigador, solo necesitaba un disparo. Buscando en la espalda cerca de las axilas puede ver una dureza evidente y en el centro se observa que hay algo mas debajo de esa camisa, sonriendo apunta con mucho cuidado donde sabe que debe disparar, aguanta la respiración, para que el movimiento respiratorio no moleste el pulso y la precisión. El disparo resuena en sus oídos, pero sabe que el proyectil llegará mucho más rápido que el sonido. Alcanza a ver como el detective cae hacia delante por la potencia de la bala y comienza a desarmar y guardar su arma. Un liquido rojo comienza a correr por la escalera de entrada.

07/08/09

Gabriel

SUERTE...10º CAPITULO

Cuando intentó levantarse sintió un dolor importante en la espalda. El pecho y las manos mojadas en un líquido rojo, que por suerte provenía de la botella rota de vino tinto que había comprado para la cena. Mientras llamaba a investigaciones comenzó a revisarse para descartar posibles heridas internas. Evidentemente el chaleco antibalas le salvó la vida. El modelo que había pedido se le agregaban dos planchas de cerámica que son mas resistentes que el acero, en el frente cubriendo el pecho y por detrás en la espalda, protegiendo la columna. Al llegar la policía al lugar, procedieron a cercar la entrada hasta la vereda. La mirada del investigador fue inmediatamente a la montaña cercana con un bosque de pinos, lugar que seguro fue aprovechado por el asesino para lograr la emboscada. A ese pinar mando un grupo a delimitar e investigar. El médico que lo atendía le decía que tuvo suerte, la bala estaba en el centro mismo de la placa, con una sonrisa le muestra la bala con la punta totalmente deformada, pero el resto intacto, se podía apreciar las marcas dejada en ella por el cañón del rifle.
Resultados del ataque, una costilla rota y una botella de vino tinto desperdiciada. Con mucha satisfacción observaba el proyectil en la bolsa, mientras pensaba porque el asesino no lo había matado, sabía que fue el. Pero lo que más le intrigaba era el hecho de dejarlo con vida. Cuando sabía que la investigación moría con el si hubiera apuntado a la cabeza. No quedaban dudas que miraba las noticias y que no le agrado demasiado sus comentarios, pero dos veces no caería el asesino en la trampa, de eso estaba seguro.



09/08/09

Gabriel

TARDE O TEMPRANO...11º CAPITULO

Sentado en el sillón miraba atentamente las noticias, los periodistas agolpados en el frente de la casa del investigador intentando tener una exclusiva de la situación. Por supuesto que el policía no dio explicaciones del hecho. Estaba contento por como habían salido las cosas, no quiso matarlo, solo darle una lección, si seguía investigando sería su fin. Temía que pudiera obtener algún indicio de quien era o el motivo del asesinato de la familia. Mientras intentaba olvidar el trabajo solo recordaba cuando se acerco al senador Hernández para despertarlo a punta de pistola. Le mostró lo que le hizo a su familia, el hombre imploraba por su vida, le ofreció dinero a lo que el asesino le contestó que no alcanzaba su dinero para limpiar lo que había hecho anteriormente. Este era su castigo. Tarde temprano el castigo llega, nunca se podría esconder tan lejos, esas fueron las últimas palabras que escucho el senador de parte del sicario.
Suavemente comenzó a limpiar su rifle de francotirador. Había puesto una bala con menos poder, solo quería demostrarle que nadie podía huir de el. La vida del detective le pertenecía ahora, si no murió fue porque el no quiso. Mientras pasaba la tarde seguía con la limpieza de todas sus armas y se preparaba para el próximo trabajo. Una vez alguien le dijo que solo el poder de la mente superaba el poder de las armas, pero que las dos no podían coexistir si se tenía remordimientos. A veces, solo a veces pensaba cuando terminaría de matar. Hacía muchos años que se dedicaba a esto y también necesitaba vacaciones. A todo esto las noticias habían terminado y comenzaba una película que le gustaba mucho, el actor era Jean Reno y la película era, León el asesino.



Gabriel

11/08/09

INTRIGA...12º CAPITULO

Se despertó y automáticamente buscó la pistola debajo de la almohada, la amartilló y se levantó. La luz de los faroles de la calle que entraba por las ventanas le permitía ver bien. Comenzó por recorrer el pasillo que daba al comedor, no se veía nada fuera de lugar. La cocina estaba como el la dejó luego de cenar. En la mesa de la cocina se podía ver algo que brillaba con la tenue luz. Mirando hacia todos lados un sudor comenzó a recorrer su frente y un temblor en sus manos. Lo que le llamó la atención era una cápsula de bala. Se imaginó que era de la bala que había disparado el asesino. Con un suspiro va hasta la puerta de la casa y comprueba que esta se encontraba bien cerrada y con la cerradura sin forzar. Terminando de asegurarse que se encontraba solo, toma el teléfono y hace una llamada, cuando atienden del otro lado, solo dice dos palabras, estuvo aquí.
Mientras los peritos buscaban huellas por la casa, sabiendo de antemano que no encontrarían algo. El detective miraba atentamente la cápsula mientras pensaba, dos veces pudo matarme y no lo hizo. Hay algo que no lograba entender, se encontraba ante alguien muy inteligente o muy tonto. Se tomo el trabajo de entrar en su casa mientras dormía para solo dejarle un segundo aviso, ya que el disparo fue el primero. Evidentemente el asesino estaba preocupado. Esto lo hacía para asustarlo. Mirando el prendedor que tenía en su mano, pensó que era tiempo de hablar con alguien más que pudiera arrojar más luz sobre el tema.
Los peritos terminaron su trabajo y mirándolo solo hicieron una mueca, demostrando con esto que no pudieron hallar ninguna marca. Estaba tomando su tercera taza de café cuando tuvo una idea. Tomó el teléfono y llamó a delitos informáticos. A varias cuadras de distancia, el asesino observaba por la mira telescópica de su rifle, claramente podía ver los movimientos del hombre a través de la ventana, comenzó a apretar suavemente del gatillo, sonriendo guarda su rifle en la funda y enciende un cigarrillo.


11/08/09

Gabriel

DIFICIL...13º CAPITULO

Impaciente esperaba que lo atendieran, acudió al llamado como siempre hizo. Ellos sabían que podían contar con el. Días atrás lo felicitaron por el buen trabajo que hizo con el senador, resultó un buen escarmiento. Mientras miraba complacido su nuevo prendedor, pensaba que trabajo le darían hoy. Al acercarse el Gran Consejero se dio cuenta que algo importante le iban a encomendar. Mientras realizaban los saludos normales de su rango, el consejero miraba atentamente su nuevo prendedor. Un pequeño rubor pinto la cara del asesino al ser descubierto en falta. El hombre delgado que tenía ante el tenía una mirada penetrante que parecía poder robar hasta el secreto mas intensamente guardado en lo profundo de la memoria. Traía consigo una carpeta, dentro de ella un informe con fotos. Luego de leer todo, mira un momento sin decir palabra al hombre que tomando un café esperaba pacientemente. Si esto es lo que el Gran Maestre quiere, que no tenga dudas que lo realizare inmediatamente y de la mejor forma. Dicho esto se retira luego de saludar al Gran Consejero. Al retirarse, la carpeta con el informe y sus fotos fueron rápidamente destruidos y quemados.
Al cuarto cigarrillo fumado pudo calmar los nervios producidos por el trabajo que debería hacer. Nunca tuvo sentimientos ni remordimientos en su tarea, pero esta vez le producía una desazón. Debería pensar mucho y cuidar cada detalle, hasta ahora sería el trabajo más difícil que tendría que realizar y eso lo dejaba intranquilo.


Gabriel
13/08/09

CIGARRILLOS...14º CAPITULO

El investigador sale de la joyería donde dejo el prendedor para averiguar quien lo había hecho, mientras caminaba por la vereda sumido en sus pensamientos un hombre le pide fuego para su cigarrillo, aunque había dejado de fumar hacia años, le había quedado la costumbre de llevar siempre un encendedor, el hombre le agradece y se aleja dejando una estela de humo que le recuerda con añoranza la época de fumador. En una esquina, el asesino fumaba tranquilamente mientras veía como se alejaba el detective luego de haberle encendido el cigarrillo.
Decide con mucha pena conseguir algo de fumar, una pitada aunque sea. El caso era muy difícil y la proximidad del asesino le quitaba el sueño. Había algo que se le estaba escapando, no sabía que era, pero lo presentía. Un cigarrillo lo ayudaría a pensar. Mientras compraba en un kiosco, sus pensamientos iban y venían. Sospechaba que el miedo del asesino a ser descubierto era por algo, alguna pista que dejo sin querer y el aún no podía verla. Al prender su cigarrillo y aspirar profundamente recuerda algo que vio, algo sin importancia en la loma. Cigarrillos fumados por alguien.


Gabriel
24/08/09

ULTIMO CIGARRILLO...15º CAPITULO

Durante una semana completa se estuvo preparando para el trabajo, era lo peor que le habían encomendado, ni siquiera le molestó cuando le disparo dos veces a la hija menor del senador mientras esta lo miraba a los ojos fijamente, pero ahora era diferente, había algo más. Pasaron muchos años desde la última vez que lo vio, quizá sea el mismo final que tendría el dentro de unos años, todo es posible y siempre debería cuidarse. No dejar nada a la imaginación, fríamente calculado, así le fue enseñado. Su instructor era un hombre fornido que con una mirada podía transmitir miedo, terror puro y sin sentido. Pero el le había tomado mucho cariño y respeto, siempre dándole consejos, luego de su primer trabajo, el prendedor, tributo a su aprendizaje, nunca se lo quito. Siempre le decía que sería su sucesor, jamás había entrenado a un alumno como el, en realidad solo lime las asperezas, ya eras asesino antes de conocerme, solo que no lo sabías.
Tomo su pistola calibre 22 con su silenciador y bajándose del auto camina por el sendero de piedras hasta la casa. La cabaña era mediana, con una sola ventana pequeña, por seguridad preferían no servir de blanco a los francotiradores. Luego de forzar la puerta sin problemas se quito la balaclava, no sería necesario taparse el rostro aquí. En el living sentado en un sillón se encontraba un hombre de unos setenta años, tomando café y fumando un cigarrillo en su regazo una pistola Glock 17 calibre nueve milímetros, la mejor que se podía conseguir. Evidentemente lo esperaba. Más de veinte años habían pasado desde su primer trabajo y esa fue la última vez que se vieron. Su instructor parecía muy tranquilo a pesar de sospechar su visita. Señalando una silla que había puesto delante de el lo invita a sentarse, apuntándolo el asesino sonríe, no se le escapa nada al hombre que lo entrenó. Supuse que vendrías hoy cuando te vi rondar cerca le dice señalando un monitor que mostraba la entrada de la casa y el bosque. Mucho tiempo pasó y muchos secretos guardo, parece que llego el momento de mi jubilación forzosa. Dando una última pitada a su cigarrillo se acomoda en el sillón y solo dice, estoy listo.
Luego de acomodar el cuerpo en su cama, mira atentamente una carpeta que estaba apoya en el monitor de la computadora, algo que había dejado para que el lo viera. Al abrirla encuentra muchas fotos, de la casa del senador, se veían los policías cercando el lugar y una foto en particular llamo su atención. Un hombre agachado buscando en el suelo y en su mano se veía un prendedor. Su prendedor. Siempre cuidándolo, siempre guiándolo su instructor. Mientras prendía fuego al interior de la vivienda solo pensaba, debo recuperarlo pronto.



Gabriel
24/08/09

MODUS OPERANDI...16º CAPITULO

Parecía estar viendo el mismo escenario de hace un mes atrás, un modus operandi muy parecido, dos tiros al centro del pecho, una casa quemada hasta los cimientos. Al leer los resultados de la autopsia, llegaba a esta conclusión, era el mismo asesino que buscaba, escurridizo e inteligente.
Un desafío para los dos, intentar descifrar el porque de los asesinatos, las pistas dejadas en los lugares de los asesinatos eran tan débiles que era casi imposible encontrar al culpable. Pero todo acto siempre deja una huella imborrable detrás de si, imperceptible a veces, en realidad era un dolor de cabeza para el investigador y se daba cuenta que en el cuartel central estaba siendo observado muy de cerca por sus jefes, quizá poniendo en duda su capacidad mental para resolver casos imposibles. Todo esto pesaba sobre sus espaldas, el tiempo dirá quien ganaba, siempre fue cuestión de tiempo. Tarde o temprano lo atraparía. Nadie puede esconderse tanto tiempo.
Un gran arsenal de distintos tipos de armas fue encontrado en el sótano de la casa destruida, esto le hacía pensar que se encontraba ante otro asesino, pero la edad del muerto no coincidía con los parámetros normales de los sicarios. Luego de pensar un rato, supone que sería un jefe, un hombre de experiencia. Un instructor. Sospechando de quien sería instructor, prende un cigarrillo mientras acaricia un prendedor entre sus dedos.


Gabriel
30/08/09

UNA MUJER HERMOSA...17º CAPITULO

Cuando escucho el tronido del cuello, dejó de apretar y comenzó a soltar lentamente para que no hiciera mucho ruido el cuerpo al caer al suelo. La mujer de unos treinta años, rubia, era la perfección de la belleza de la condición humana, la criatura más bella que hubiera visto el hombre. Pero también era dueña de una de las empresas que vendía droga al mejor postor. Aunque en el pasado le había comprado armas, otra faceta de su empresa, no interfería con su trabajo, pero esta vez el trabajo era ella. La acomodó en el sillón desde el cual se tenía una vista de la playa y el mar, las olas golpeaban suavemente en la arena. Luego de acomodarle el pelo que tapaba su frente para que se viera más hermosa aún, como ella hubiera querido. Prendió un cigarrillo y aspirando lentamente el humo la miraba atentamente. El vestido que llevaba no dejaba nada a la imaginación, verde como sus ojos, un gran escote dejaba a la vista mucha piel y un tajo a los costados liberaba unas piernas firmes, bellas, producto de horas de ejercicios. Todo esto ya no importaba, aunque su cuerpo ya no tenía más el brillo de la vida, parecía que dormía, tiernamente la volvió a acomodar a lo largo, como si descansara. Apagó las luces y se sentó a esperar a que llegara el esposo. La orden había sido que pareciera un asesinato suicidio. Mientras preparaba la pistola que debería usar, las luces de un automóvil iluminan la entrada de la casa de la playa.


Gabriel
30/08/09

INDICIOS...18º CAPITULO

El cansancio se pintaba en su cara, harto estaba de buscar pistas que terminaban en un callejón sin salida. Dos meses llevaba su investigación y hasta ahora no encontraba ningún indicio que sirviera de algo. La frustración que tenía iba de la mano con la ansiedad que le llevó nuevamente a fumar. Una pitada al cigarrillo lo calmaba y le permitía pensar más tranquilo. Las ideas iban y venían, pero solo eran corazonadas, nada firme que le permitiera obtener aunque sea una mirada de apoyo por parte de los jefes del departamento de investigaciones. El caso, en cualquier momento se lo darían a otro investigador, tirando por tierra toda su capacidad que fue demostrado a lo largo de los años, en que una infinidad de arrestos logró el solo, con su inteligencia.
El temblor de su mano se fue calmando mientras se iba consumiendo el cigarrillo en sus labios. En la loma cercana de la casa del senador donde se cometió el crimen, pudo encontrar varias colillas de cigarrillos, ahora quedaba en manos de los peritos encontrar rastros de adn que pudiera encaminar un poco las averiguaciones.
Los restos de los cigarrillos fumados encontrados, correspondían al mismo sujeto, pero su adn no estaba dentro del registro de delincuentes que tenía la policía. Pero era un comienzo. Recordando algo, llama al departamento de delitos informáticos, pidiéndoles la información que antes había solicitado. El informe estaba listo, sospechando que encontraron algo interesante, por el tono de voz del perito, decide ir inmediatamente a retirar dicho informe.
Hasta los detalles mas pequeños estaban anotados, el modelo de la computadora, fecha de fabricación, capacidad del disco duro y cuanto pudo recuperarse de el. El informe detallado, venía en un sobre junto con un cd-rom. Frunciendo el ceño, enciende un cigarrillo mientras pone el cd en una computadora para ver el contenido, era un video. Mientras comienza el video, el perito cierra la puerta y lo deja solo, esto significaba que solo el debía verlo.
Las imágenes difusas en blanco y negro no dejaban distinguir mucho. Con mucha estática, evidentemente les costó mucho a los muchachos de informática recuperar el video luego de ser consumido por el fuego el disco duro de la computadora. El video correspondía a una filmadora de mano pequeña, en unos cuadros se distinguía como el dueño vendía droga a los que serían sus compañeros de escuela, ya que se notaba que eran adolescentes a pesar de la mala calidad de la filmación.
Luego de unos minutos de estática se ve que iban a gran velocidad en un auto de buen porte mientras reían y tomaban cerveza, mostraban con la filmadora la cantidad de latas vacías que había en el vehículo, todo esto entre risas y chistes. En un momento se enfoca el velocímetro que marcaba 140 Km., era una ruta comunal que unía dos ciudades cercanas y esto permitía que pudieran ir a altas velocidades. El conductor le pide al camarógrafo que le prepare una “línea”, el policía se imagina que debe ser cocaína lo que el muchacho enfocaba con su cámara, un papel metalizado abierto en donde un polvo blanco era revuelto con una lapicera, que luego de quitarle el tanque de tinta se convertía en un excelente sorbete. El detective se sorprendió de la habilidad que tenía para manejar a esa velocidad y aspirar cocaína al mismo tiempo. Cuando de pronto comienzan a gritar en el auto mientras este daba unos giros luego de un derrape sobre su lado derecho. El camarógrafo sacudía sus brazos en todas direcciones haciendo imposible distinguir que pasaba. El video se aclara de repente y se ve en color, la cámara solo mostraba el piso del interior del auto que ahora se encontraba detenido, cuando abre la puerta y se baja, chocamos algo –se escucha que dice.
El conductor le resulta familiar al ser enfocado, seguramente el que tenía la cámara se tocaba la cabeza para ver si sangraba y en ese gesto subió la cámara lo suficiente como para grabar al que manejaba. El video se cortaba mucho y no permitía ver lo que pasaba, en la próxima escena se puede ver un cuerpo tirado al costado del camino, una niña de unos doce años, con la correa de un perro en la mano. Se escucha de fondo varios gritos ahogados, seguramente por una mano ante el horror de lo visto. Decime que yo no iba manejando –se escucha al conductor en un ataque de nervios- repitiéndolo una y otra vez.
-Si Nacho, ibas vos manejando –le contesta su amigo con una risa histérica. Se hace un silencio.
Luego de esconder el cuerpo en la arboleda, se suben al auto abollado y vuelven a la ciudad, ya sin risas los dos. Toma su celular y marca nerviosamente…choque a alguien con el auto en la ruta –es lo único que dice.
Mientras escucha lo que le contestan, su semblante se va calmando, al cortar la comunicación le dice a su amigo –no te preocupes, papá lo va a arreglar todo.
Al terminar la grabación, el investigador llama al técnico pidiéndole que haga otra copia del video.
Fumando el cuarto cigarrillo del día, miraba atentamente la fotografía de un cadáver que estaba sobre una cama calcinada, irreconocible por las llamas. El hijo del senador.
Alguien más había llegado a esa conclusión y había tomado venganza.



Gabriel
01/09/09

UN TRATO...19º CAPITULO

La pistola apoyada en su cabeza estaba a punto de ser disparada, cuando sintió el temblor casi imperceptible del dedo sobre el gatillo, hizo un giro de la mano en menos de un segundo tomando la corredera de la pistola y torciéndole la muñeca hacia el pecho del dueño, el cual ante la sorpresa del golpe no pudo evitar una sonrisa mientras miraba como la pistola pasaba de su mano a la del asesino.
-No creí que eras tan bueno –dice en tono burlón el hombre que ahora era apuntado con su propia arma.
-Lo soy -le contesta sin emoción el asesino.
-Vine a ofrecerte un trato, del cual no te quedarán dudas que saldrás ganando, pero primero tenía que comprobar que eras el indicado.
Luego de leer el informe que le dio el cliente, piensa un momento, de realizar este trabajo debería desaparecer por un buen tiempo y ya era hora de unas vacaciones, aunque siempre decía lo mismo y nunca descansaba de la muerte o la muerte no descansaba por culpa de el.
-La próxima vez, la pistola debería estar cargada –le dice el asesino.
-Ja ja ja, es verdad, no quise arriesgarme demasiado -aclara el hombre- mientras ponía las balas en el cargador.
-Solamente quiero que esto sea definitivo, que no quede nadie con vida, es mi deseo, así como murió mi hija, yo también quiero que ellos mueran, toda la familia completa, no vale la pena que gente como esa siga respirando nuestro aire, que contaminen a nuestros hijos, para eso te pagaré muy buen dinero. ¿Un millón es suficiente? –Le pregunta nerviosamente- mientras pone el seguro al arma y la guarda en la cintura.
El asesino mira por un instante las nubes que pasaban por encima y se perdían en la montaña nevada, recuerda otra época, una niña hermosa en sus brazos riendo, su hija. Como si fueran diapositivas que pasan a alta velocidad, también recuerda las imágenes de ver a su niña, a la luz de sus ojos, su chiquita en un féretro y todo el dolor de ver su bello rostro y creer que estaba dormida.
Saliendo de sus pensamientos con un suspiro, mira al hombre ante el, que con una mirada de suplica esperaba pacientemente su respuesta.
Lo haré gratis –dice el asesino- y con una sonrisa enciende un cigarrillo mientras se va caminando.
Semanas después está observando atentamente una casa, aunque es de noche lleva su valaclava en el bolsillo.


Gabriel
23/10/09

PRIVILEGIOS...20º CAPITULO

Por fin tenia una prueba, el informe de balística le indicaba que la bala sacada de su chaleco antibalas correspondía a un fabricante especial, artesanal, un armero que conocía su oficio y solo pocos privilegiados tenían la suerte de conseguir sus balas.
Con la dirección en la mano y la bala dentro de una bolsa de seguridad en la otra se encuentra mirando asombrado la puerta con la dirección correcta que tenía en el papel. La puerta grande y de roble tenia un símbolo conocido por el. Al tocar con el llamador varias veces, el sonido profundo y retumbante lo saca de su sorpresa al ser invitado por un hombre de traje a ingresar al lugar. Parado en el vestíbulo la vista que tenía era impresionante, una gran escalera en caracol que llevaba a una enorme biblioteca en el primer piso, con innumerables libros en estantes marcados alfabéticamente. Al mirar sus pies, observa atentamente un sello grande que dominaba el lugar, el mismo que estaba en la puerta, el símbolo masón.
Pensando muy bien lo que diría, se queda unos momentos de pie, hasta que el mayordomo lo invita a sentarse en unos sillones al pie de la biblioteca, evidentemente era el lugar utilizado para leer los libros. Mientras tomaba un exquisito café un hombre distinguido se acerca, parecía un embajador de tierras lejanas viniendo a ofrecer sus respetos al nuevo soberano. Al saludarlo no pudo evitar un dejo de vergüenza por el estado de su camisa y corbata luego de haber peleado con la comida en la jefatura, la mostaza nunca se queda en donde uno la pone.
-Bienvenido inspector, ¿en que le puedo servir? –pregunta amablemente el anfitrión.
-¿Me conoce? –Pregunta con desdén- como para no delatar su preocupación de que ese hombre sepa quien es.
-Por supuesto, ha salido varias veces en las noticias y mi mayordomo lo ha reconocido.
-Es cierto, el motivo de mi visita es por un caso en particular que está siendo investigado por mi oficina y quisiera que usted me aclarará algunas cuestiones, solamente serían algunas pocas preguntas. No es necesario un abogado pero esta en su derecho en llamar al suyo, pero de ser así la conversación se llevaría en la jefatura, como usted decida.
-No tengo ningún problema detective, si puedo ayudarlo lo haré.
Meditando la primera pregunta que le haría, recuerda lo que había investigado sobe los masones, mirándolo fijamente le suelta la pregunta como el último golpe de un boxeador abatido, su intento final, solo para ver su expresión, ¿Sigue fabricando usted balas a pedido o su posición como Gran Maestre no se lo permite?
El silencio casi incómodo mientras el hombre bebía su café fue interminable, al dejar la taza sobre la mesa de vidrio delante de ellos fue de una destreza envidiable ya que ni un pequeño ruido hizo. La mirada que lo recorrió lentamente duro una eternidad, como midiendo fuerzas mentales, quien bajaría primero la mirada, en esta lucha el detective salió ganando.
-Siendo un hombre inteligente detective, se habrá dado cuenta que el poseer rango también da privilegios y esta conversación a finalizado. Dicho esto se retira de la misma forma en que apareció, de la nada. Dejando al detective sumido en sus pensamientos, la intriga del contenido de los libros hizo que se levantara y se acercara a los que tenía más cerca, eran todos sobre economía mundial, su mirada recorrió lentamente las estanterías hasta que un libro en particular le llamó la atención, mirando a su alrededor para confirmar que estuviera solo, lo guardó en su saco y volvió a sentarse mientras el corazón le palpitaba por la emoción.
El mayordomo que en ese momento reapareció, le invitó con un gesto la dirección de la puerta con una sonrisa amable.
-Al llegar nuevamente a la calle, el placer de poder encender un cigarrillo y disfrutarlo lo pospuso para solo poder disfrutar de este momento, los ojos de ese hombre silencioso, poderoso, solo demostraron miedo al retirarse. Lo que se preguntaba era ¿miedo a que?


Gabriel
01/11/09

TORTURA...21º CAPITULO

Se dio cuenta que algo andaba mal inmediatamente, con tantos años de seguimientos adquirió una visión mucho mas amplia de las actitudes de las personas en las calles. Un hombre lo observaba desde varias cuadras, cuando salió del bar en donde habitualmente tomaba algo para despejarse del encierro, noto algo raro, como si alguien lo mirara. La desconfianza hizo que pagara y viera a su alrededor para grabarse cada rostro que había allí. En la esquina se tomo su tiempo para fumarse un cigarrillo como si decidiera en donde seguir la noche, lo que en realidad hacía era mirar en los ventanales de los negocios de enfrente, el reflejo de ellos le mostraría quien saldría de ahí en su búsqueda. La figura que lo seguía le resulto conocida, no la persona en sí, pero si la forma de caminar y seguirlo, era lo que el mismo hacía al vigilar a los blancos. Esto le da la pauta que se encontraba ante un hombre que ejercía la misma profesión que el. Fue caminando perezosamente por las calles mientras se iba adentrando en una zona conocida por el, en donde se sentía más seguro y podría idear un plan de escape o de enfrentamiento. Luego de pensarlo un momento se da cuenta que es mejor terminar con las vueltas de una vez. En una esquina sabiendo que al doblar se encontraría con una cuadra obscura hace su movimiento. El hombre se queda un instante en la esquina hasta que avanza al encontrar un cigarrillo fumado por la mitad en la vereda, se acerca con recelo y mira a su alrededor buscándolo, al no encontrarlo comienza a retroceder mientras mete su mano en el saco, en ese mismo instante un golpe en la nuca los desmaya solamente. El asesino tenía en mente otra cosa para el… más tarde.
Al despertarse con un dolor atroz en la cabeza, el hombre desnudo y atado en una silla con las manos por detrás se da cuenta de su destino al ver al asesino mirándolo atentamente mientras afilaba ceremoniosamente un cuchillo de filetear carne. Al probar su filo en un jabón y al terminar partido al medio sin ningún esfuerzo le dice al hombre mirándolo –te mataré-, así simplemente lo dijo, sin dureza, pero sin ninguna duda que eso era lo que tenía en mente.
Al ser torturado la camisa de a poco se fue llenando de sangre y lágrimas, de dolor y culpa, porque ese hombre tranquilamente podría matar a su familia si quisiera, solo por venganza, por haberse atrevido a seguirlo. Mientras pensaba esto, su orina corría suavemente por el piso formando un charco junto con la sangre. Al darse cuenta del miedo más que del dolor que sentía el hombre, el asesino hizo uso de su arma más letal que tenía o podía conseguir todas las confesiones, absolutamente todo de la persona más fuerte, su familia.
-Si me mientes me daré cuenta y tu sufrimiento se extenderá hacia tus hijos, padres y esposa, está en ti elegir que me dirás, verdad o mentira, si lo que me contestas es de mi agrado te mataré de forma rápida, si es lo contrario, esta misma noche verás como descuartizo a tus hijos. Y los dedos que te corte a ti se duplicaran a los de ellos. La expresión de frialdad y sin emoción de la voz, daba cuenta que esto sería así.
-Te diré todo, pero primero quiero que…antes que pueda terminar la frase, el cuchillo ya había cortado el ligamento del talón y los gritos del torturado eran más fuertes que hacía tres horas atrás.
-Las preguntas y las ordenes las hago yo, en este momento tu vida está en mis manos, si aún no te he matado es porque necesito la información.
-Esta bien, lo siento, esta bien –repite aterrado- pero necesito que me jures que no tocarás a mi familia.
-Habla –le grita amenazando con cortar el otro talón.
-El detective te sigue muy de cerca y es cuestión de tiempo que te encuentre, nadie se escapa ni puede esconderse por mucho tiempo, tarde o temprano te encontrará.
El asesino se ríe profundamente, era una risa aterradora, siniestra.
-Esa frase la digo siempre y es verdad, tarde o temprano.
-El Gran Maestre me envió a silenciarte, un suicidio tendría que parecer, yo lo haría parecer un robo, sabía que era casi imposible acercarse tanto a ti y no ser descubierto –dice entre jadeos y sollozos.
-¿Cómo quieres tu muerte? –pregunta seriamente mientras limpia su cuchillo.
-Rápido por favor –contesta y en su mirada la súplica.
-Hecho –le dice sonriendo.
Cuando el Gran Maestre abre el sobre dirigido a él, saca una cadenita que tenía colgando una medalla, con el símbolo masón grabado en ella y manchada de sangre. Una nota decía "el destino es una certeza de la que todos huyen y fallan en el intento". El estupor se transformó en miedo, un miedo nunca antes sentido por el. Todavía seguía tragando este nuevo sentimiento de pavor, cuando su mayordomo le comunica que un detective que salió varias veces en las noticias, lo estaba esperando en la biblioteca. Se levanta tembloroso de su cómodo sillón y buscando la entereza que con los años de ser un hombre poderoso fue adquiriendo, va al encuentro de su destino.



Gabriel
02/11/09

VACACIONES...22º CAPITULO

Los hechos de los últimos días lo obligaron a tomarse los días de descanso que tanto necesitaba. Una cabaña en el bosque cerca del mar con un pueblito alejado de la gran ciudad, fue el escondite que encontró adecuado a sus necesidades. Soledad y silencio.
Hizo una visita al pueblo para buscar provisiones en algún mercado. Había un cartel que decía “Lindo y barato” sobre la vidriera de una tienda, riéndose por dentro de la ocurrencia del dueño decide entrar y curiosear que se vendía ahí.
Una mujer de unos treinta años subida en una escalera apoyada en un librero, intentaba acomodar una hilera de libros en el último estante. Viendo que la pérdida de equilibrio y posterior caída de la mujer era inevitable, se acerca rápidamente para sostenerla, al verlo acercarse, la mujer se da cuenta de la situación. Intenta asirse de la estantería, pero solo produce una cascada de libros en su cabeza. Un momento después estaba en los brazos fuertes del asesino. La mirada de ella era de agradecimiento y vergüenza por la caída.
Mientras la dejaba en el suelo y la mujer se acomodaba la ropa, el hombre comenzó a recorrer el lugar. Una vitrina con unas figuras de vidrio de formas extrañas le llamó la atención.
-Las hacen los rayos en la playa –dice la mujer- que lo miraba con un libro en la mano de tapas doradas.
-¿Perdón? -Pregunta él, con cara de extrañeza
-Cuando hay una tormenta, los rayos caen en la playa, fundiendo con el calor la arena y dejando estas hermosas figuras –le dice la mujer mientras guardaba el libro en un cofre pequeño.
-Mi nombre es Laura – dice ella con una sonrisa.
El asesino la mira un momento y le dice –soy Gabriel.
-¿Le interesa algo en especial? –le pregunta mientras le muestra las vitrinas indicándole con la mano.
La mirada atenta y escrutadora del asesino intentaba descifrar la semi sonrisa que tenía esa mujer y sus ojos marrones con un dejo de tristeza muy atrayente, que lo aturdió un momento. Sacudiéndose la mirada de ella de encima y de su pelo enrulado castaño obscuro que se movía con su caminar casi sin hacer ruido. La mira atentamente y le dice –necesito alguna novela policíaca.
-¿Alguna en especial? –Pregunta ella- mientras desaparece en el fondo de un librero.
Este hombre que ha vivido la vida quitando otras por un precio, y que ahora ha quedado intimidado por la belleza de la mujer. Su negocio, una mezcla de librería y artefactos extraños no dejaba de sorprenderle y eso para él, era mucho decir. Hasta ahora nunca sintió la necesidad de enamorarse, pero esa tarde que entró en la tienda, lo cambió para siempre.
-sobre algún asesino –dice seriamente.
-Tengo el Coleccionista de Huesos – le contesta ella.
Mientras pagaba el libro y era envuelto por Laura, el hombre la miraba nerviosamente sin saber que decir. El silencio flotaba en el aire. No tenía ningún anillo que demuestre que estuviera casada y eso era el motivo de la pregunta que no se anima a decir. Pero rondaba su mente una y otra vez.
Al despedirse de ella parte hacia el mercado que le indico la mujer para realizar sus compras.
Ya en la cabaña mientras se cocinaba la lasaña en el horno comenzó la lectura del libro. Al terminar el segundo capítulo la comida estaba lista, preparó la mesa para disfrutar la cena. Y en su mente la imagen de Laura.

CENA...23º CAPITULO

Mientras paseaba por la ciudad, pensaba con que excusa pasaría por la tienda de Laura. Grande fue su sorpresa al verla salir de su negocio con un bolso en dirección al bosque. Decidió seguirla y entablar una conversación. La mujer caminaba rápido, conocedora de la zona se internaba entre los árboles como siguiendo un sendero inexistente. La intriga era tan grande que varias veces estuvo a punto de ser descubierto por ella al acercarse demasiado. En un claro se detiene como esperando a alguien. Prefiere esconderse detrás de un grupo de árboles y ver quien iría al encuentro de la mujer misteriosa. Por que eso generó en el, intriga y misterio.
Un hombre se acerca a ella con un sobre en la mano, un sobre muy parecido al que él siempre le daban. Del bolsillo de su campera saca unos prismáticos pequeños que siempre llevaba, al enfocar el sobre ya que a esa distancia no podía escuchar la conversación, pudo observar lo que deberían ser fotos que ella miraba atentamente. Guarda todo en su bolso y se despide del hombre con un gesto de afirmación con la cabeza.
Luego de ver el encuentro desanda sus pasos y llega pronto al pueblo antes que ella.
Esperaba sentado en la entrada de la tienda mientras fumaba un cigarrillo, la mujer aparece por la esquina y al verlo le regala una sonrisa.
-¿Otra vez aquí? –le pregunta ella.
-Me gustó mucho su tienda y vine a ver que podía encontrar para entretenerme – le contesta.
Al invitarlo a pasar la mujer deja su bolso sobre un perchero como si no tuviera nada importante dentro.
-Pensé que se había tomado el día libre –le dice el asesino mirándola a los ojos.
-Tuve que hacer unos trámites en el centro – le contesta Laura sin mirarlo.
Una mujer fascinante pensaba el asesino y que no sabe mentir, su trabajo completamente olvidado había quedado casi en segundo plano. Solo tenía en mente como lograría invitarla a cenar y poder hablar con ella en otro ambiente que no sea su tienda. Un lugar neutral.
-¿Dónde podría ir a cenar, algún lugar tranquilo? –le pregunta él casi atragantándose con las palabras.
Riéndose angelicalmente le pregunta Laura -¿Usted me quiere invitar a cenar?
Fue la primera vez en su vida que él pudo recordar que se ruborizó.
-si –le contesta tímidamente él, al mismo tiempo que pensaba que estúpido soy, mientras se da vuelta en busca de la salida.
-Cierro la tienda en dos horas, si quiere puede venir a buscarme y yo le invito una cena en mi cabaña –le dice ella mirándolo seriamente.
Al llegar a su cabaña para higienizarse y cambiarse para la cena prometida pensaba mucho sobre lo que vio en el bosque. Su pistola sobre la mesa se encontraba desarmada a la espera de la limpieza de todas las noches. Olvidando esta tarea que durante muchos años venía realizando automáticamente, decide limpiarla antes de ir a su cita.
Al terminar la tarea y antes de cerrar la cabaña para buscar a Laura en su tienda, mira un momento hacia la mesa donde descansaba su arma en una caja con candado, prefiere llevarla consigo. Nunca se sabe.

CABAÑA...24º CAPITULO

Los ñoquis estaban exquisitos. No tenía más que alabanzas hacia la cocinera, esta las recibía con una sonrisa tímida mientras servía un segundo plato. El vino que tomaban era suave y picante, como no estaba acostumbrado a tomar alcohol, lo hacía de a poco. A veces se le nublaba un poco la visión, pero enseguida se le pasaba. La cena, el vino y la calidez de la mujer hicieron que deseara que ese momento no terminara nunca. Luego de comer se sentaron en unos sillones cómodos a tomar unos tragos.
Para colmo de su falta de cultura alcohólica, ahora debería sentarse a seguir tomando. La mujer bebía su trago lentamente y lo miraba, como pensando que decir. El temor que tenía él era que le preguntara a que se dedicaba. Se sentía desarmado, aunque su pistola descansaba en su cintura, la mirada de la mujer lo penetraba muy profundo, muy dentro, un lugar donde nadie había llegado.
El vestido largo verde con un escote que quitaba el aliento, dejando mucha piel para admirar lo ponía aún más nervioso. El andar cimbreante de Laura y sus piernas magnificas lo hacían sudar a mares. Consciente del efecto producido en él, la mujer sonríe por dentro. Sabía que podía lograr eso en los hombres si quería. Una mirada felina y unas pestañas remarcadas en negro completaban el atuendo para matar. Pero había algo que le intrigaba a ella, un hombre como el, con esa presencia que se notaba era imponente, le resultaba un hombre tímido realmente, como si le faltara algo. Quizá algo que ella le podría ofrecer. A la vista le resultaba muy atractivo, ojos verdes con bordes grises le daba la sensación que podrían cambiar con el clima. Su pelo negro sedoso, parecía tan fino que sería difícil peinarlo. Lo que mas le gustaba eran esos brazos fuertes que se adivinaban debajo de la camisa, a punto de estallar y romper la tela. Su espalda bien formada demostraba mucho trabajo físico, pero sus manos y dedos pequeños no parecían haber conocido el rigor del clima, manos muy cuidadas, como si trabajara finamente con ellas, parecían manos de pianista, pero fuertes.
El asesino observaba la cabaña, era de dos plantas, mezcla de troncos y ladrillos a la vista. Una escalera en ángulo llevaba al comedor, cocina y dormitorio, todo junto estaba. En la plata baja un sin fin de cachivaches guardados de quien sabe que tiempo. La cama se veía desde el comedor, un pequeño televisor sobre una mesa indicaba el gusto de la mujer por las películas antes de dormir.
Luego de un silencio agradable, cada uno en sus pensamientos y compartiendo un cigarrillo, las miradas se encontraron de nuevo. La mujer toma la iniciativa, deja su copa y el cigarrillo, acercándose a él, se inclina dejando su escote al alcance de sus ojos y mucha piel para desear. Quita el trago de sus manos, apaga su cigarrillo en el cenicero y llevándolo a la cama le dice -el cigarrillo mata-.



Gabriel
17/11/09

SUSPIROS...25º CAPITULO

La suavidad de su piel aún podía sentirla en sus dedos. La noche que pasaron amándose fue impetuosa, insaciable y abrasadora. Las caricias que se daban no tenían principio ni fin en ese mar de sensualidad que vivieron con los ojos abiertos, para no perderse ningún detalle de lo que estaban sintiendo, gozando. Horas después mientras miraban como entraba la luz de la Luna por la ventana, él le acariciaba la cara y la miraba con tanta ternura que Laura solo podía suspirar por el encuentro y soñar por un futuro.
El futuro incierto que se avecinaba debido a los acontecimientos de los últimos días y que solo ella sabía. Una noche sin estrellas vivieron y la fantasía de otras noches y días por venir era lo único que tenía en mente el asesino. Una sonrisa al levantarse de la cama y un gesto de ella invitándolo a bañarse juntos hizo que este hombre duro y de pocas palabras saltara de la cama inmediatamente y riéndose con ella jugaran bajo la ducha, lavándose mutuamente y recorriendo la piel como si fuera un mapa por conocer. Al secarse se miraban cómplices de ese momento tan íntimo vivido, más íntimo que hacer el amor, el bañarse juntos los acercó aún más que las horas pasadas entre las sábanas.
Un almuerzo rápido hicieron, para poder dedicarse a amarse nuevamente. Entrada la noche se despidieron con muchos besos y un abrazo interminable que pareció durar un día. Al volver a su cabaña se sorprendió de lo que sentía, tan alejado estaba de su mundo, el mundo de la muerte. Quería volver enseguida con esa mujer, pero debía ser cauteloso con la gente que conocía, cualquier error y no solamente podía morir él, ella también.
Estaba enamorado y eso era inaceptable en su mundo, pero ahora ya no le importaba.




Gabriel
21/11/09

ABRAZOS...26º CAPITULO

Caminaban de la mano por la ciudad. Nunca se imaginó poder estar con una mujer así. Siempre creyó que su trabajo le mancharía de sangre ajena su corazón. Tantas veces le suplicaron por sus vidas, por el amor de sus familias y el nunca suplicó por amor, por eso sabía que la amenaza más fuerte que tenía para sacar información era la familia. Amenazarlos con visitar a la mujer o a los hijos bastaba para que le dijeran todo lo que el necesitaba saber.
La sonrisa de ella ensimismada en sus pensamientos le causaba mucha ternura y también ansiedad. Pensaba en dejar de lado su profesión y mudarse a ese paraíso en donde solo encontró paz. Se le ocurrió preguntarle que esperaba de esa relación que comenzaron de forma intempestuosa y ella solo le contestó que deseaba ser feliz. La gente del pueblo los saludaba y sonreían como si fueran una pareja de años viviendo allí.
Muchas noches dejaron la cena para la madrugada ya que comenzaban con un abrazo y al primer beso se daban cuenta que tenían hambre, pero de sus cuerpos. Tiempo después, hambrientos y sedientos iban a la cocina y hacían algo rápido, luego de un café, volvían a la cama en donde las sabanas todavía tenían las huellas de la sesión amatoria anterior. Dormían abrazados y para él era una experiencia nueva, viviendo casi como un ermitaño, no estaba acostumbrado a convivir con nadie más que sus armas, las cuales dejo de lado y casi no se acordaba de ellas.
Hacían las compras y a él le encantaba acompañarla y elegir que iban a comer. Como el siempre compraba comida, la comida casera lo ponía de buen humor. El aire y el sol al salir a caminar por la playa le cambiaron el color de la cara y su semblante que ya no era adusto, tomó una tibieza que se trasladó a sus ojos verdes y estos brillaban como nunca lo hicieron.
Solo tenía un temor y no sabía como manejarlo, el miedo que sentía era el trabajo que había dejado atrás y aunque pareciera parte de su pasado, no dejaba de ser algo inconcluso que podría reaparecer en su vida. La vida nueva que había comenzado con Laura.

FURIA...27º CAPITULO

Había algo que no alcanzaba a comprender y era el encuentro que había observado en el bosque. Un sobre que pasaba de manos sin saber su contenido, solo podía sospechar que eran fotografías. La pregunta que se hacía era si sería capaz de traicionar lo que estaba sintiendo e investigar a fondo el asunto. Aprovechando que ella estaba en su trabajo investiga en su computadora, la contraseña de los archivos la encuentra enseguida, para el no había secretos en las computadoras. Sus ojos se fueron empequeñeciendo y un rictus se formo en sus labios. Lo que leía no era nada bueno, no podía creerlo, parecía estar en un sueño. Su corazón que latía por ella, acababa de morir, el último latido que golpeo fuertemente su pecho hasta extinguirse por completo fue acompañado por un único pensamiento, una imagen que se mezcló con ira. El odio hizo que saliera corriendo hasta su cabaña, al entrar ciegamente tira una silla que golpea sordamente en sus oídos. Abre un cajón en donde descansaba reluciente su pistola, le pone el silenciador y va en busca de su amor. El grito de furia nunca salio de su boca. Ese amor que le había enseñado la vida y se la quitó de las manos. Un amor y una traición.

ADIOS...28º CAPITULO

La sangre goteaba de sus brazos hasta el suelo en donde ya había un charco del precioso líquido rojo. La mujer se defendió a balazos hasta que se quedó sin munición, intentó correr para alertar a su amado, pero en el mismo instante de levantarse lo ve llegar, disparando en todas direcciones desde el sendero del bosque. Un grito sale de la boca de Laura, verla recostarse contra un árbol y la sangre que manaba de su pecho lo vuelve loco. Cruzó caminando el claro hasta donde salían los disparos de los hombres, que los fue ultimando uno a uno mientras estos sorprendidos por la forma de atacarlos, no supieron como reaccionar, y esa fue su perdición.
Su amor, su Laura yacía en el piso y de su boca ya no salían palabras de amor y sensualidad, un gorgoteo de sangre escupía la mujer, atragantándose las palabras, comenzó a contarle todo a Gabriel, agachado al lado de ella escuchaba atentamente lo que le decía. Sus lágrimas eran intensas y amargas, le quemaban el alma y su corazón, ese corazón que había empezado a vivir, despertado de su coraza de pólvora y plomo. Con el último esfuerzo de su cuerpo, lo tomó por los hombros y lo besó profundamente en una mezcla de amor, sangre y dolor.
Escondió los cuerpos de los asesinos y salió en busca de alguien más, de alguna forma llegaron al pueblo, en alguna parte cercana al bosque el chofer debería estar esperando la llegada de los tres hombres para llevarlos de vuelta a la ciudad.
El grito de dolor del hombre al entrar la bala en su pierna lo sorprendió al asesino, que se acercaba para constatar que el chofer no intentara dispararle a él. Un nuevo disparo pero esta vez en el hombro fue para dejarlo incapacitado de defenderse. Mira a su alrededor para ver que nadie se diera cuenta de lo que sucedía, luego toma al hombre por los brazos y se interna en el bosque dejando un reguero de sangre como un sendero.
Al revisar los bolsillos del hombre encuentra un cuchillo afilado como un bisturí, blandiéndolo delante de su cara le pregunta quien encargó este trabajo con la punta del cuchillo a unos milímetros del ojo.
Al terminar de limpiar el cuchillo en la hojarasca del suelo, fue a buscar a Laura y alzándola suavemente la lleva en dirección a su cabaña. Rociando de combustible todo el lugar mira por última vez a su amor sobre la cama que compartieron casi un mes de amor y sensualidad hasta el final inevitable, ese que él tanto temía.
Las lágrimas que derramaba mientras veía como el fuego comenzaba a crecer alrededor de la cabaña salían al recordar la confesión de ella antes de morir. Era una asesina, era la famosa Malena, la más cotizada de las mujeres asesinas y el destino hizo que se le ofreciera el trabajo de buscarlo y matarlo al día siguiente de conocerlo. Ella le dijo en sus últimas palabras que lo amó en el mismo instante que entró en su tienda y que rompió el contrato por amor. Pero la fueron a buscar al incumplir su trabajo y sospechaban que ocultaba algo y así los alejó de la tienda y la cabaña, nunca pensaron encontrarlo a él los encargados de matarla. Ni se dieron cuenta que eran seguidos al bosque por un asesino furioso.
Mientras crecían las llamas se le acerca un perro negro, despeinado y con cara de tristeza se sentó a su lado a contemplar el fuego. Era un callejero que un día encontraron merodeando la cabaña en busca de comida, Laura lo adoptó así como era, libre y sin correas, solamente lo llamó Pillo. Con un suspiro lo llama al perro y se van juntos, el perro hambriento y el hombre con sed de venganza.


Gabriel
01/12/09

LA ESPERA...29º CAPITULO

Hacía varias horas que observaba la casa, dos guardaespaldas cuidaban la entrada, pero no eran muy inteligentes, un tercero rondaba la casa por detrás y no tenía contacto con los otros durante cinco minutos. Eso le daba un margen por demás aceptable para ingresar a la casa. Cuatro habitaciones vacías y un comedor con los platos en la mesa preparados para comer. En la biblioteca se encuentra con le hombre que fue a buscar. Leyendo un libro de tapas doradas no lo ve al asesino porque esta recostado en un sillón dándole la espalda.
-Buenas tardes Gran Maestre –le dice el asesino con firmeza.
El hombre cierra su libro y gira el sillón lentamente hasta mirarlo a los ojos.
En su mirada no hay temor, sus ojos no tienen ninguna emoción. O intenta demostrar tranquilidad piensa el hombre con la pistola en su mano al costado del cuerpo. Se sienta frente a el mirándolo atentamente, esperando que diga algo.
Durante dos minutos se miraron mutuamente sosteniendo la mirada.
-Estoy listo -dice el Gran Maestre.
Cinco balas en la cabeza fueron suficientes para su trabajo. Luego de mirar la sangre en el suelo, mira la pared detrás del hombre caído y tiene una idea.
Dejando atrás los cuerpos muertos de los guardaespaldas se va tranquilamente, esta vez no quema la casa, quiere dejar un mensaje.
Mientras manejaba su auto mira un momento el libro de tapas doradas que leía el Gran Maestre, que secretos tendrá ese libro se pregunta mientras fruncía el ceño.


Gabriel
08/12/09

UN SUEÑO...30º CAPITULO

Sentado en una plaza veía los chicos jugar en el arenero, con sus baldes y palas armaban pseudos castillos de arena en donde alguna princesa esperaría ser rescatada por un príncipe valiente. Esa fantasía de los niños, la misma que el había empezado a vivir tiempo atrás. La dureza había vuelto a su rostro, ya no esbozaba las sonrisas que compartía con Laura. Sentía aún una pequeña culpa por haber desconfiado de ella y encontrar en su computadora todos los detalles del contrato para asesinarlo, pensando que todo había sido un engaño. Con el libro del Gran Maestre en las manos tomaba un helado de frutilla, algo que había aprendido a disfrutar en sus cortas vacaciones. Pillo a sus pies jugaba con su hueso de goma, solamente paraba de mordisquearlo para mirar a los niños en el parque y a su nuevo amo, al cual no dejaba ni a sol ni a sombra. Los acontecimientos de los últimos días lo dejaron con gusto amargo en la boca, ni siquiera la muerte de su mentor pudo saciar el hambre de venganza. Pero tenía planeado más actividades para los días siguientes, iría a visitar viejos compañeros, para no tener que ser visitado por ellos en el futuro. Termina su helado y se va con el perro caminando por el parque hacia una arboleda. Debajo de un árbol se veía una familia disfrutando de un picnic sentados en la sombra fresca. El Gran Consejero comía un sándwich cuando ve al asesino, su primer mirada fue a su mujer e hija que al ver su cara de miedo giran para mirar al hombre parado ante ellas. Su pistola relucía con el sol del atardecer, un halo rojizo parecía rodear al hombre, quizá fuera su furia lo que se traslucía en él. Luego de un momento de silencio y terror en las caras de los tres, solo se escucharon los disparos amortiguados por el silenciador y los fogonazos se perdieron con la luz del atardecer. Satisfecho por su trabajo llama a su perro y jugando con el hueso los dos, se marcha sin mirar atrás soñando con su amor.

RASTROS...31º CAPITULO

Semanas pasaron sin que alguna pista le llevara a su objetivo, solo varios cuerpos acribillados a balazos y una mujer calcinada, quedaron como testigos del paso del asesino por el pueblo. La gente no quería hablar y le demostraban su desprecio al investigador ante sus insistentes preguntas.
Nada de importancia encontró en la casa, pero al mirar la computadora en la tienda de la dueña tuvo la sospecha que algo podría leer allí.
Al encenderla, una contraseña le corta el paso. Mirando a su alrededor escribe los nombres de los objetos mas cercanos a la vista. Al no funcionar ninguna de las palabras elegidas, recorre el lugar para tener una mejor idea de quien era esa mujer y su tienda de objetos raros.
Nada le llama la atención, ninguna particularidad a la vista, hasta que se acerca a una vitrina, mirando atentamente las figuras unos minutos, vuelve a la computadora y escribe la palabra “vidrio”, un cartel de acceso permitido apareció unos segundos en pantalla.
Abre una carpeta y su sorpresa fue grande al encontrar una carta en donde se solicitaba el asesinato del sicario encargado de asesinar a la familia del senador Hernández. Una gran sonrisa se formo en el rostro del inspector al ver las fotos que contenían el archivo. Las fotos de ese hombre tan buscado, su asesino de sangre fría.



Gabriel
16/12/09

CORAZON...32º CAPITULO

La última vez que se sintió así, termino con una bala en una pierna, pero esa era una historia lejana. En cambio ahora su nerviosidad se debía al encuentro que tenía planeado con el detective, muchas cosas debería decirle, pero con solo dejarle el libro que le quito al Gran Maestre sería suficiente.
Recordaba las palabras y enseñazas de su maestro, cuando le decía que debía ser fiel con sus empleadores hasta las últimas consecuencias…pero que las últimas consecuencias no sean ellos mismos. Y así fue adquiriendo experiencia. Cumpliendo los trabajos pero sin dejar de observar muy de cerca a quienes lo contrataban. Su fidelidad no tenía quiebres, pero siempre estaba pendiente de que no lo silenciaran eternamente. A raíz de esta costumbre de cuidarse por todos lados había adquirido una sensibilidad con todo lo que lo rodeaba. Nada se le escapaba, ni el más mínimo detalle, todo quedaba registrado en su mente. Lugares y personas, olores y texturas. Sus manos fuertes y suaves podían diferenciar distintas formas y durezas, todo era esencial. Nunca sabía cuando alguna información le sería tan útil que podría salvar su vida o ayudar a terminar la de otro.
A veces se sentaba en el medio del bosque sin brújula ni nada que lo pueda orientar mecánicamente o por carta. Solamente se concentraba con los ojos cerrados, aspiraba suavemente el aire y sentía la brisa en su rostro, escuchaba a los animales y los ruidos del bosque hasta que tenía una noción de todo lo que lo rodeaba, al abrir los ojos todo un mundo que era extraño en ese momento, se transformaba en algo conocido.
Ahora se concentra en lo que debe hacer, cumplir con una promesa que hizo hace mucho y nada tenía que ver con el detective.
Revisó por tercera vez el cargador y que el silenciador estuviera bien puesto, aunque no usaría la pistola la llevó por las dudas.
Un golpe en la cabeza y el desmayo se produjo al instante.
Al despertarse las luces colgaban del techo que lastimaban los ojos sensibilizados por el golpe. Estaba desnudo atado de pies y manos sobre una tabla apoyada en caballetes y por eso tenía poca visión de su alrededor, una cinta en su frente lo amarraba para que no pudiera incorporarse. Escucha una puerta abrirse detrás de él. Con todo el miedo y la ansiedad de no saber que hace allí ni como llegó y presintiendo que no es nada bueno. Comienza a moverse desesperadamente intentando zafar de sus ataduras, solo escucha una risa profunda y fría retumbar en el cuarto. Intenta gritar, pero su lengua no le responde. Su captor le indica que le inyectó una droga para que se relajara y que le impediría hablar.
En su mente cientos de preguntas y respuestas, intentando descifrar que hacía allí. Amigos y enemigos por igual intentaba en sus recuerdos compararlos con la voz de esa persona que aún no había visto.
Un rostro se acerca desde atrás, un pasamontañas le impide ver quien es. Vislumbra una mirada risueña en su captor lo que por un momento lo lleva a pensar que todo es una broma pesada y muy cruel. El hombre dándole la espalda se lo veía revolver cosas metálicas sobre una mesa enchapada. Al darse vuelta puede ver lo que lleva en sus manos, una pinza pequeña de acero inoxidable y un bisturí parecidos a los que ha visto en televisión en programas médicos. Lágrimas de terror comienzan a humedecer su cara, al ver esto el asesino se ríe, con esa típica risa suya profunda y brutal. Con suavidad y rapidez comenzó a realizar pequeños cortes en las piernas con el bisturí mientras el hombre emitía gritos ahogados por la droga y el dolor. La piel rasgada por el corte luego era metódicamente arrancada con la pinza en tiras de diez centímetros y colocado sobre una bandeja. El hombre se desmayaba por momentos y se despertaba cuando el asesino le ponía una ampolleta bajo la nariz para despertarlo. Una y otra vez durante tres horas repitió la tortura, sin preguntas ni amenazas. Lo que hacía, lo hacía por venganza. Luego le curó y vendó las heridas, cuando se lavaba las manos, de su notebook salen unos pitidos que le indican la entrada de un mail, abre el programa para leer los datos encriptados. Unos segundos después una mueca se pinta en su cara, el semblante se fue obscureciendo a medida que iba leyendo, uno de sus informantes dentro de la policía le daba aviso que existían unas fotos, las fotos de él y que muy pronto se vería acorralado, tarde o temprano lo encontrarían. El policía era de confianza, años atrás hizo un trabajo para él. Un violador de esos que salen y entran continuamente de las cárceles por sus gustos especiales, tomó de sorpresa a su hija, una niña de catorce años borrándole para siempre su inocencia. El agente al ofrecerle el trabajo junto con el informe del delincuente donde explicaba que por un tecnicismo legal se encontraba libre de culpa y cargo por tener un abogado muy astuto y sin escrúpulos. Por supuesto que hizo el trabajo y sin cobrar por sus servicios. El policía lloraba de alegría al saber que se haría justicia de una forma u otra. Lo que le llamaba la atención al asesino es que el aviso de peligro le llegara justo ahora, en el mismo momento en que descansaba luego de torturar por horas a ese abogado que parecía estar con Dios y con el diablo, sin importarle mucho de que lado estar entre inocentes y culpables.
Le llevó muy poco pensar lo que debía hacer. Se acerca al abogado y lentamente se quita la máscara para que vea quien es el que le quitará la vida. El hombre cierra los ojos fuertemente, cree que si no mira al torturador este no lo matará. Una bofetada con furia le obliga a mirar a su captor. De un bolsillo trasero del delantal de plástico que usaba para no mancharse de sangre saca una foto y la acerca a los ojos del leguleyo. Un segundo le llevó reconocer la foto de la niña violada y desfigurada para siempre por su cliente. Sus ojos ahora demostraban toda la comprensión de porque estaba ahí siendo torturado, hubo un atisbo de súplica y nada más. Su mirada se torno lejana, como si ahora se diera cuenta de todos los males que causó como abogado de los delincuentes, escorias de la tierra.
Ahora el asesino tenía una cuchilla aserrada en la mano derecha, la que se usa para cortar costillas en las autopsias y en la izquierda una tijera para quitar el esternón. Le inyecta un anestésico que le quita el dolor pero que lo mantiene despierto, mientras espera que haga su efecto contesta el mensaje del policía. Al volver a la mesa observa que la respiración del hombre era sin agitaciones, satisfecho de lo que va a hacer, toma las herramientas de trabajo de la mesa y con movimientos enérgicos y precisos corta al abogado con la conocida técnica vista en las morgues en forma de Y. Luego de cortar las costillas y expandir el tórax con la herramienta de toracotomía, descansa un momento para secarse el sudor de la frente, todo delante de los ojos abiertos por el asombro del hombre.
Lentamente le explica lo que le va a hacer, a lo que el abogado con las pupilas dilatadas solo pudo pestañear.
Del techo cuelga un espejo grande sobre el abogado para que el mismo pueda observar lo que sucederá a continuación. Comprobando que puede ver su pecho abierto, con una gran sonrisa le muestra una tijera grande con la que procede a cortar las arterias del corazón, una vez separado el corazón de sus ligaduras, lo levanta triunfalmente y se lo muestra al abogaducho. Un alarido de terror se puede ver en sus ojos llorosos, un último suspiro y muere con la imagen de su corazón insensible en las manos de otro hombre, que tampoco poseía corazón, ya que este se había secado y muerto por un amor.



Gabriel
27/01/10

ODIO...33º CAPITULO

Las manos tintas en sangre, pero con la satisfacción de la venganza concluida. Su odio no terminaría nunca pero por lo menos ya no tendría ese ácido carcomiéndole por dentro de la venganza.
Esto pensaba mientras terminaba de degollar al último miembro importante del grupo. En realidad su odio provenía de la vulnerabilidad que había encontrado al enamorarse de Laura. Y solamente exteriorizaba ese dolor en los asesinatos. La culpaba por eso, por haberle mostrado un universo completamente desconocido y quitado golpe. El amor que había sentido por ella ahora se había transformado en el peor odio conocido. Cada vez que mataba a los involucrados que fueron participes necesarios del tiroteo en el bosque, era como si la matara a ella, tal era su furia. Lo dejo desnudo en su corazón ante el mismo, no se lo perdonaba ni se lo perdonaría nunca. Un dolor ciego le carcomía el alma, la necesidad de abrazarla con fuerza por el amor y las ganas de estrujarla hasta quitarle la vida por la soledad que le dio. Claro que ella murió meses atrás, pero sus sentimientos eran demasiados fuertes aún, le impedían pensar con claridad cuando Laura reaparecía en su mente. Lo obnubilaba a tal punto que se quedaba horas mirando la nada, perdido en un mar sin rumbo, como si todo lo conocido hubiera dejado de existir junto con ella. Y su odio era irracional. Odio lo que amo, sería el análisis del ceño fruncido y su pensamiento si alguien lo viera
Su trabajo estaba finalizado, ya no quedaba nadie importante para perseguirlo, solo los investigadores. El grupo masón que durante más de doscientos años tuvo sus negocios en aquella ciudad, necesito poco menos de tres meses en desaparecer a las manos de un asesino con el corazón roto. Ni siquiera las familias pudieron huir, al primer movimiento que hacían de escape, era el inicio de la masacre.
El hombre no tenía limites, cada vez que tajeaba, disparaba, descuartizaba o torturaba, siempre en su mente estaba laura. Su amor. su razón de odiar.

PILLO...34º CAPITULO

Mientras descansaban, compartían un sándwich los dos. Como Pillo se hizo fanático de las salidas de su nuevo amo. Este lo recompensaba cuanto podía. Recorrían mucho la zona, el siempre buscando vías de escapes y conociendo los caminos y calles. Pensaba mucho en lo que debía hacer y le futuro encuentro con el detective lo mantenía intranquilo. Era necesario para desligarse completamente del grupo. Todo empezó con el trabajo del senador. Pero rápidamente comenzó con el principio del fin de su carrera. Esto no le parecía mal, casi sería un alivio ya que estaba muy cansado de su tarea y desearía vivir una vida sin tener que mirar siempre sobre su hombro esperando oír un disparo que termine con su vida, así como él lo hizo con otros.
Ahora quedaba planificar muy bien sus próximos pasos. No sabía que hacer con el libro que tenía en sus manos, si lo entregaba al policía quedaría en evidencia algunos de sus trabajos. Debería cerrar más cabos sueltos antes de darlo.
Mientras saboreaba los últimos trozos de la vianda, su perro se arrojo al arroyo para refrescarse del calor del verano y la caminata. Su capacidad de esconderse y generar invisibilidad a su alrededor le permitía disfrutar una tarde como esta, a orillas de una cascada. Sentado en un puente sobre los durmientes de unas vías, muy cerca de la casa del senador Hernández. A lo lejos se escuchaba el pitido de un tren que volvía a la estación cargado de turistas.




Gabriel
31/01/10

PLACER...35º CAPITULO

Cansado ya de esconderse, miraba pensativo el atardecer sentado en una roca, Pillo olfateaba tristemente media hamburguesa, estaba tan lleno que no se podía mover y movía la cola mirando a su amo, como rogando una dieta urgente.
Semanas pasaron escondidos en una casa que tenía para el caso que alguien le pisara los talones. Armado hasta los dientes estaba, en todos los lugares a mano había una pistola revolver, hasta una escopeta descansaba debajo de su cama. Pillo era un excelente guardián y ante cualquier ruido gruñía despertando a su dueño que inmediatamente amartillaba su Mágnum 44 esperando una intrusión en la vivienda.
Y así pasaron los días viviendo escondidos, cansado de la situación quiso fumarse un cigarrillo fuera de la casa mirando el ocaso, como tantas veces lo había hecho con Laura. Al pensar en ella era inevitable que un suspiro de amor y odio se le escapara. De amor porque nadie le demostró como ella que era capaz de amar y sentir por alguien. Su odio ya se dirigía en muchas direcciones, hacia ella por engañarlo y decirle quien era y que hacía…y por morir y dejarlo solo una vez más en la vida. Era su oportunidad de cambiar de vida definitivamente, no así de expiar sus culpas. No poseía remordimientos, los trabajos que hacía los estudiaba muy bien, a quien debería asesinar o torturar para conseguir información. Siempre eran personas que estaban entre la corrupción y la delincuencia empresarial, no se perdía nada y nadie los extrañaría, y muchas injusticias fueron pagadas gracias a su mano. El sentimiento de alivio que tenía al pensar que le hacía un favor a la sociedad era lo que le permitía dormir de noche sin sueños que opacaran su despertar.
En sus pensamientos estaba cuando se dio cuenta que Pillo gruñía y miraba sin moverse en dirección a la casa. En un solo movimiento puso el silenciador a su pistola y saco la Glock que llevaba en la cintura como apoyo. Lentamente se asomo por detrás de la roca en la que estaba parapetado y vio tres hombres que con armas largas se acercaban a la casa, estaban tan cerca que podía ver las señas que se hacían entre ellos, el primero dio la vuelta a la casa y los otros dos se pusieron a cada lado de la puerta con las ametralladoras MP5 en las manos listas para destrozar todo. Una sonrisa se pinta en su cara cuando patean la puerta y entran disparando vaciando sus cargadores en cinco segundos, la táctica de la fuerza bruta. Estando a diez metros de la casa, el asesino saca de su bolsillo un detonador inalámbrico y apuntando a la puerta rota aprieta el botón. Al instante se escucha la detonación que no era C4 un explosivo plástico muy fácil de conseguir, lo que puso fue una carga llamada Flashbang usada por el GEOP y SWAT, que aturde y deja ciego durante unos veinte segundo a cualquiera que se encuentre a tres metros de distancia, eso era lo que el quería. Necesitaba información, siempre la necesitaba.
Al entrar en la casa apuntando con sus dos pistolas, los tres hombres ciegos y sordos no podían recargar sus armas debido al aturdimiento, en esos momentos no podían ni siquiera pensar claramente por las tres Flashbangs que estallaron al mismo tiempo.
Un tiro en cada pierna de los tres hombres terminó con sus intentos patéticos de usar sus ametralladoras. Luego de atarlos bien y dejarlos en el suelo, saca su cuchillo de comando bien afilado y con una sonrisa procede a sacar información.
Los ojos del asesino brillaban de placer, esta era su venganza. Y Laura en su mente, siempre Laura.



Gabriel
26/03/10

ACORRALADO...36º CAPITULO

Acorralado, así se sentía el asesino. Bastaba una mirada a su casa para darse cuenta que estaba esperando el asalto final. Sabía que el detective lo seguía muy de cerca y tenía su fotografía, por eso no se arriesgaba ir a la ciudad. Se aisló en la casa de la playa, es que nunca se imagino sería su fortaleza. Tantas veces le dijo a Laura que la llevaría allí, que se imaginaba que ella estaba con el, rondando la playa.
A pillo no le costó nada el cambio de dueño, con un poco de comida se olvidaría del tiempo que pasaron juntos. Lo regaló a una pareja que encontró en el camino al pueblo, con la consigna de que no lo ataran nunca lo entregó, una palmada en el lomo y una caricia en la trompa. Esa fue la despedida. Era bien sabido por él, que el perro correría alguna mala suerte si continuaba en su vida.
Se asomó por la ventana mientras sacaba su Desert Eagle, un ruido imperceptible lo alertó. Solo el ruido del paso de la gente camino a la playa perturbaba el silencio. Aunque intuía algo más. Con celeridad comenzó a prepararse, el chaleco antibalas, municiones, pistolas, cuchillo y su escopeta recortada era todo lo que necesitaba. Escuchó un siseo fuerte provenir de afuera, cerró los ojos y aguanto la respiración. En ese instante por la ventana rompiendo el vidrio entran dos flashbangs y tres granadas de gas lacrimógeno. Unos segundos después explota la puerta e ingresa la policía al grito de -“tiren las armas, es la policía”-, buscando con sus miras láser cualquier movimiento que pueda llegar a ser el objetivo. El asesino conocía muy bien la táctica de trabajo del Geop, así que era muy fácil saber como iban a actuar. Cuando explotó la puerta se escondió detrás de un sillón, de donde tenía buena visión de la situación, los tapones que se colocó en los oídos para no quedar aturdido en la explosión funcionaron bien. Apretó el botón de su control remoto y el frente de la casa desapareció en una nube de humo y escombros junto con los policías, tal fue la fuerza del explosivo plástico C4 había puesto en la entrada. Buscando la puerta que daba al patio, arrojó humo y gas lacrimógeno para tapar su huida, al salir lo recibieron con una lluvia de balas, pero gracias al humo no podían verlo, al llegar al cerco del vecino hizo explotar el resto de C4 que tenía puesto en el techo de la casa y todo se transformó en un caos.
Tosiendo por el gas hecho a correr por entre las casas lindantes, esquivando los cercos y los policías que comenzaron a perseguirlo. Ahora si que estaba acorralado, pensaba mientras ideaba un plan para poder llegar al puerto. Intentando ganar tiempo dispara su escopeta en dirección a los oficiales, sabiendo que estaban lejos para ser heridos, pero lo hacía como distracción.
Unas pocas cuadras quedaban de la salvación, podía ver el mástil de su velero anclado. Una sonrisa comenzó a nacer en sus labios cuando mirando hacia atrás ve que le perseguidor mas cerca de él, es el detective. Maldiciendo en vos alta entra en una casa pateando la puerta, un adolescente jugando en su computadora se levanta asustado y asombrado por la intromisión. El asesino lo toma dle cuello y lo lleva hasta la entrada, le indica que haga silencio mientras apunta su pistola hacia la puerta.




Gabriel
25/04/10

CASO CERRADO...37º CAPITULO

Se detuvo en al esquina para descansar un momento, mientras miraba en todas direcciones, escucha ladridos a varias casas de distancia y comienza a correr en esa dirección. Atravesando cercos, esquivando juguetes de niños tirados en los patios y tratando de que varios perros no lo muerdan, seguía de cerca el rastro del asesino. A dos cuadras de distancia pudo verlo saltar un cerco y meterse en una casa. Quitándole el seguro a su pistola se acerca con cautela, la puerta que daba al patio estaba entreabierta, un muchacho de unos quince años se encontraba de pie ante el, sus ojos delataban pánico, un movimiento imperceptible en su cara le indico al investigador que el hombre que perseguía estaba detrás de la puerta. Con la mano le señala que se tire al suelo al mismo tiempo que empuja la puerta con todas sus fuerzas. El ímpetu lo hace rodar, el arma se escapa de sus manos mientras el chico sale corriendo de la casa. El asesino sale de su escondite y se traba en lucha por la pistola, mientras forcejeaban los dos, entra en la escena la dueña de la casa, que con un sartén en mano comienza a golpear al detective que dominaba la situación desde arriba y era el que recibía los sartenazos. Un golpe certero derriba al hombre permitiéndole el escape por una ventana, el detective muestra su credencial a la mujer enfurecida para que dejara de golpearlo mientras buscaba su arma, la amartillo y salió en busca del sicario. La gente amontonada en la cuadra le indicaba en que dirección había ido el delincuente, sin sospechar la gravedad de la situación, se asomaban todos a presenciar la persecución.
Sabiendo que se terminaban los escondites y solo quedaba el puerto con algunos pocos barcos anclados, tenía un panorama amplio para ver donde estaba su presa. A todo esto el asesino jadeaba cansado por la carrera y por el temor de ser apresado, si pudiera llegar hasta su bote, sería la salvación. Las personas se hacían a un lado, dejándolo pasar al ver la pistola que tenia en la mano, su Desert Eagle calibre 50, la única que pudo rescatar luego de que el grupo Geop irrumpiera en su casa. Viendo el muelle cerca, un grito de triunfo sale de su garganta seca. En el mismo instante que quita las amarras del bote, un estampido suena desde el estacionamiento a unos cincuenta metros de distancia y la sangre comienza a manchar su camisa. Mirando sin entender la sangre que tenía entre las manos, se da vuelta y ve al detective que, con una rodilla en tierra aún seguía apuntándolo luego del disparo. Gateando consigue entrar al bote, dejando un reguero de sangre en el camino. Cuando el detective se acerca de inmediato al bote para impedir su escape, una explosión sacude el muelle y los barcos vecinos, arroja al fornido investigador varios metros hacia atrás, tal fue la fuerza de la onda expansiva. El bote al que el asesino menos de un minuto antes había subido, ahora era unas pocas maderas flotando en el agua, humeantes por el fuego, grandes manchas de aceite y combustible ardiendo flotaban cerca del muelle, no quedaban dudas que nada podría recuperar de la explosión. Un niño con un helado en la mano le señalaba algo sobre la entrada de la heladería, la pistola del asesino, en su empuñadura se veía claramente un dibujo, el emblema masón.




Gabriel
26/04/10

EPILOGO

Nunca me imagine que tan cruel y feroz sería esta historia, solo pensar en ella aún hoy me estremece hasta los huesos, pero algo me anima a escribirla, que alguien más podría estar viviendo una historia parecida y se sienta identificado conmigo.
Ya me siento viejo en mis ochenta años y en la soledad de mi casa de la playa recuerdo uno a uno todos los momentos vividos, entre el y yo.
Casi puedo sentir el olor de la explosión del barco a pesar de los años pasados, como si fuera un sabor a victoria y a derrota al mismo tiempo, algo que no puedo definir muy bien.
Días atrás pensaba que sería de mi vida solitaria si no hubiera vivido esa experiencia al límite, entre el borde de la vida y la destrucción. Quizá ese fue el motivo de dejar el trabajo donde era respetado, mucho dolor, sangre y sufrimiento me ha rodeado tanto tiempo que ya me sentía parte de ella. La sombra de la muerte es mala compañera.
Aunque pasó hace décadas, un sentimiento extraño tengo a veces, es raro, como si extrañara las corridas, las persecuciones. Un sueño recurrente por las noches, una pesadilla, un barco que me ilumina con sus llamaradas, un mar agitado por la onda expansiva, el agua fría y el miedo, el miedo de no encontrar el tanque de buceo adosado al casco del barco, como vía de escape. Pero al despertar me doy cuenta que solo era un mal sueño y que me enseñó bien mi instructor, fui digno estudiante a su lado.
Al terminar de escribir mis memorias, solo me faltaba el titulo, pero eso era tan fácil como lo que fui contando, escribí -“asesino”- en la primera hoja mientras fumaba un cigarrillo.



Gabriel
26/04/10